sábado, 14 de noviembre de 2009

AVES



AVES

Las aves descienden de los dinosaurios. Muchos aún no lo niegan, pero es verdad. Por lo menos el 50 por ciento de las aves voladoras de todo el mundo no pueden superar los 64 kilómetros por hora en un vuelo nivelado.

En vuelo en picada muchas aves se disputan los primeros lugares. Sin embargo, el halcón peregrino es la creatura viva más rápida de la Tierra, alcanza niveles récords de velocidad al descender desde grandes alturas en demarcaciones territoriales o cuando captura presas en pleno vuelo.

Supera a todas las águilas y cóndores del planeta. El halcón peregrino es una flecha orgánica. Es una auténtica bala con alas. Un proyectil viviente.

En una serie de experimentos realizados en Alemania y otros países, fue registrada una velocidad de 270 kilómetros en un halcón macho joven. Igualmente, los patos y los gansos registran vuelos de fondo, esto es, vuelos maratónicos a velocidades sostenidas de 200 kilómetros por hora.

Se sabe que adoptan en pleno vuelo formaciones en “V”, tal como lo hacen los aviones de guerra, para de esta forma aminorar la resistencia del aire. En ocasiones, algunos gansos se mantienen volando largas horas a velocidades sostenidas de 100 kilómetros por hora. Son infalibles.

Por su lado, el albatros es una prodigiosa ave que realmente vive volando. Acaso se detiene un par de horas en el día y el resto del tiempo es volar y volar y volar.

Más que el soberano de los aires, el albatros es el total soberano de la genuina libertad.

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